miércoles, 15 de febrero de 2017

Que le pediria a una carrera como corredor popular

Resulta evidente que la explosión runner que padece esta sociedad ha provocado la aparición de un negocio del que muchos se quieren aprovechar. Actualmente se disputan miles de carreras a nivel nacional y la multiplicación de eventos deportivos enfocados a los atletas populares así lo demuestran.

Esta proliferación descontrolada de eventos ha dado lugar a muchos organizadores con grandes desconocimientos de las necesidades básicas de los corredores y a muchas empresas de soporte que dan servicio por tramos a estos organizadores bisoños a los que les venden lo que sea para cubrir el evento, todo evidentemente paquetizado y monetarizado.

Aportar como dato que conozco personalmente al responsable de marketing de una gran empresa que se estaba pensando organizar una carrera y que se había reunido ya con varias de estas empresas que le ofrecían en pack completo de organización con cronometraje, pasarela de contratación, homologación, camiseta con estampación, seguros, intermediación con entidades públicas para cierre de calles y hasta patrocinios y avituallamientos. Todo en uno y evidentemente con subcontratas en todos los aspectos.

Lo que nos lleva a un escenario generalizado de organizadores que quieren pagar lo mínimo posible y de empresas relacionadas que quieren ganar lo máximo posible. Cualquiera que piense dos veces en esto se dará cuenta de que el resultado de esta combinación solo puede desembocar en una calidad de servicios para los clientes mínima. Nadie piensa en los corredores.

Que la gente quiera ganar dinero o gastarse lo menos posible es respetable ya que nadie trabaja gratis y todo el mundo tiene que tener ganarse la vida, pero sí creo necesario que desde todas las partes se planteen la necesidad de establecer unos mínimos de servicio que satisfagan las necesidades básicas de los clientes.

Como todo buen comercial sabe, SATISFACCIÓN = PERCEPCIÓN - EXPECTATIVAS y muchos organizadores se han olvidado de que los corredores aunque pocas, seguimos teniendo ciertas expectativas de servicio. Y eso unido a la mala gestión que se hace de los eventos, hace que los niveles de satisfacción generales de los corredores en relación con las carreras sean bajos o incluso negativos.

Así que como corredor popular con cierta experiencia, (llevare más de 150 carreras entre 10, 21 y 42k) voy a intentar aportar un poco cuales son los niveles básicos que yo le pediría a una carreras para considerarla correcta.

CONTRATACIÓN

Por lo que respecta a la contratación, he de comentar que este tema está bastante pulido. En el mercado existen 3 grandes plataformas de pago para realizar las inscripciones y todas funcionan muy bien, la única pega que les podría seria la alta comisión que cobran por el uso de pasarela que es de aproximadamente un 10%, vamos que si el organizador cobra 15 euros por la carrera el dorsal termina costando 16,5 euros. Parece que el importe es poco, pero si os ponéis a hacer cuentas del número de carreras y el número de corredores que participan veréis que solamente el negocio de la contratación deja unos ingresos muy elevados y más teniendo en cuenta que son servicios que están "cautivos" en manos de 3 grandes que se reparten el sector.

Por lo que por ahí una parte importante del capital invertido en las carreras por parte de los corredores que no revierte satisfacción directa porque damos por sentado que el sistema de inscripción para este tipo de eventos debe ser rápido, sencillo y barato. Y al tratarse de una plataforma web gran parte de la inversión y los costes ya esta amortizado. Por lo que un margen de un 10% sobre el precio en esta parte del proceso me parece excesivo.

ENTREGA DE DORSALES/FERIA CORREDOR



Entiendo que hay carreras que por la importancia y número de corredores necesitan una logística particular a la hora de entregar los dorsales, un recinto grande, gran número de voluntarios que participen en la preparación y entrega de los dorsales, camisetas y bolsa del corredor, etc.

Y es comprensible. Y para determinadas carreras incluso mola.

Pero en otras ocasiones, las más, el tener que realizar un desplazamiento extra para retirar el dorsal y la bolsa del corredor supone un perjuicio y una putada para la gente que tiene que buscar un hueco, escaparse del trabajo o condicionar parte del fin de semana para ir el sábado a lo largo de la mañana a retirar el dorsal a un centro comercial que normalmente no le queda bien al 80% de los corredores.

Pues en las buenas prácticas del organizador de carreras deben tener en cuenta que lo que quieren los corredores es quitarse de problemas. Bastante lucha tenemos en casa cada vez que tenemos carrera como para tener que ir el día antes a por el dorsal o escaparnos del curro.

La entrega del dorsal en carreras pequeñas (menos de 5000 dorsales) debe de darse el día de la carrera. Un listado con los inscritos y unas mesas para retirar el dorsal durante 1:30 antes de la salida dan de sobra para hacer la entrega de forma correcta y ordenada.

Y la entrega de la bolsa del corredor en meta con carriles de salida con las tallas de la camiseta. Éxito y satisfacción asegurada. Todo rápido, limpio y ordenado y sin robarse un solo minuto al corredor. 

ROPERO

Ciertamente soy corredor de ir en transporte privado en las carreras por lo que el servicio de ropero no lo suelo usar. Pero mucha gente va en transporte público y necesita un sitio en el que poder dejar la mochila y sus pertenencias.



La instalación de un ropero eficiente es básico para un nivel de satisfacción adecuado. Poder entregar la mochila, en un sistema lógico de cajones aporta un plus de tranquilidad a los corredores, pero está claro que este servicio es uno en los que más se quieren ahorrar los organizadores ya que o no tienen o es malo y caótico.

Ya sean furgonetas, camiones o tiendas de campaña es básico que los organizadores ponga  al mando del ropero a alguien organizado, con experiencia y que sepa gestionarlo ya que no hay nada peor que terminar la carrera e ir a por la ropa y que los del ropero estén empanados, no encuentren las bolsas o tengas una cola de 30 corredores delante para poder coger tus cosas.

Pondré como ejemplo de buenas prácticas en este caso la carrera Behobia-San Sebastián que con más 30.000 corredores tienen un sistema de ropero excelentemente bien organizado y eso que la salida está a 20 km de la meta y todos los corredores hacen uso del ropero.

BOLSA DEL CORREDOR

La gran damnificada por la crisis y los ahorros de costes.

En 10 años que llevo como corredor he ido viendo como las bolsas del corredor de todas las carreras a las que he asistido han ido mermando hasta ser casi inexistentes en la gran mayoría de carreras.

Todavía hay un par de patrocinadores que dan un poco de color a algunas carreras aportando algo pero en líneas generales la "bolsa del corredor" se reduce a una camiseta de malísima calidad con un diseño aún más feo si cabe y la bolsa de plástico que la que te la entregan.



A ver... Yo ya no espero casi nada de las bolsas de las carreras. Pero dada la escasez de obsequios siempre agradezco cualquier detalle que tengan. Una muestra de gel, una bolsa de lona del Ahorramas, un caldo Aneto, una muestra de fiambre de Cárnicas Serrano, algo de publicidad o descuentos en análisis de pisada, son cosas que termino valorando como corredor, porque me transmiten que los organizadores se lo han currado a la hora de preparar la carrera y que por lo menos se han buscado la vida a la hora de agradar y fidelizar al corredor.

Cualquier detalle suma y ese aspecto está totalmente olvidado por las carreras comerciales. Los detalles y el cuidado al corredor se notan en las carreras más pequeñas en pueblos o las que están organizadas por clubes de atletismo, que saben lo que se hacen y que son carreras organizadas por corredores y para corredores.

En Madrid me quedo con Canillejas y el Trofeo José Cano, que llevan desde la prehistoria organizando, en mi humilde opinión, el mejor 10k de la capital.

SALIDA

La organización adecuada de la salida es otro de los factores que influye en la satisfacción final del corredor. Encontrarse con una salida ordenada, con sus correspondientes cajones es muy de agradecer y ya si los dorsales están organizados para asignar a cada cual su cajón es de nota.



Lo de acreditar marca ya lo dejo para la San Silvestre Vallecana, pero dado que las plataformas de pago se llevan el 10% por una gestión casi inexistente bien que podrían tener un servicio que se encargasen de recibir las marcas de los corredores, acreditarlas y asignarles los cajones correspondientes.

En relación a la salida incluiré el tema de las liebre/prácticos/globos. Un servicio que agradecen muchos corredores y que si se organizan correctamente son una herramienta fundamental para que muchos corredores mejoren sus marcas.

Pero por favor, que sean liebres con 2 dedos de frente. Estoy cansado de ver a liebres con el globo de 45’ en un 10k metidos en el cajón de sub 38. A ver… Si hay cajones con los ritmos y tu ritmo es de 4’30’’ el km no te pongas con los que van a salir a 3’50’’, ponte con tu clientela y metete en su cajón, porque sino no vas a ayudar a nadie.

SERVICIOS

Este es uno de puntos más complicados en la organización de una carrera. No siempre es posible tener un polideportivo a mano para ofrecer un servicio de duchas y vestuario, pero sí que es un punto muy importante para muchos corredores que se desplazan grandes distancias para correr y que agradecen el poder ducharse antes de volverse a casa calientes y limpios.

Lo importante es que si lo ofreces sea operativo y funcione bien y no que al final los usuarios no tengan agua fría o tengan que estar buscando al guarda del polideportivo para que les abran un vestuario. (Lo he vivido).

EXTRAS Y PLUSES

Un aspecto dejado de la mano de Dios en las carreras son los detalles de calidad por parte de los organizadores. Cualquiera de ellos con los que hablen se les llena la boca de los costes de organización, la camiseta, los avituallamientos, señalización, seguros, cierre de calles, etc. Todo lo ven como un gasto y se justifican el permanente recorte de servicios.

Está claro que si no fuese un negocio boyante y extremadamente rentable no estarían proliferando las carreras como las setas en otoño, por lo que cualquier tipo de justificación sobre los márgenes y la rentabilidad de las carreras esta fuera de toda duda.

El caso es que gracias a esta (falsa) justificación se ha eliminado de su ecuación de servicio el buscar la excelencia y la satisfacción del cliente.

Ni una sola carrera de 10 km en Madrid da medalla a excepción del trofeo José Cano en Canillejas y los 10 km que van en paralelo al maratón y creo que habrá pocas a nivel nacional que lo den.

Por lo que respecta a las medias maratones y solo refiriéndome a Madrid casi ninguna da medalla en meta, solo la dan la Media Maratón de Madrid y la Media que va en paralelo al maratón y con eso incluyo las medias cercanas a Madrid como son Segovia, 

Y si pudiesen organizar maratones sin medalla se lo pensarían.

Por lo que respecta a los servicios de fotografía y video, el panorama no puede ser más desolador. La mayoría de carreras lo cubren con una triste cámara fija en la salida y con otra cámara fija en meta y varias fotos corporativas en salida y meta.

El buen hacer de poner a varios fotógrafos en el recorrido y subir las fotos ha quedado aparcado y profundamente olvidado por este servicio de mala calidad que no aporta ni un triste recuerdo para el muro de Facebook o Twitter.

Evidentemente todo esto pasa por el afán de minimizar costes, lo que ha propiciado la preponderancia de un único proveedor de estos servicios que predomina sobre el resto y que ahoga a la competencia por precio y con un trabajo pobre y de mala calidad que, nuevamente, no le aporta nada al corredor.

Luego si habéis corrido fuera de España habréis visto como las carreras cuidan sobremanera a los corredores y los detalles. Capas de plástico al final de las carreras, avituallamientos nutridos, carpas de fisioterapeutas, animación en directo y mil cosas más.

Si. Es cierto que este tipo de extras se pueden ver en algunas carreras en España.

Si. Es cierto que fuera de España las carreras son algo más caras, pero no mucho más.

Por eso me encantaría ver en España alguna carrera de ruta algo más cara que las demás pero bien organizada. Me gustaría ver la respuesta de los corredores frente a una carrera con medalla, camiseta decente, servicios correctos y un coste de 25/30 euros, vamos como la San Silvestre pero con  extras. Porque aun no siendo carreras, si nos fijamos las carreras de los crossfiteros, que si que tienen medalla, camiseta, animación, físio, etc, se petan y se quedan sin dorsales.

Y sinceramente, ya para las 5 o 6 carreras de 10 km que hago al año, las 4 o 5 medias y el maratón prefiero gastarme un poco más y que los servicios sean excelentes que no carreras básicas en las que cada vez veo que me van racaneando más los servicios y que me ponen más impedimentos para poder organizarme.

Porque para correr 10 km los hago en el Retiro sin que me cueste dinero y a la hora que me de la gana.


Espero comentarios y reflexiones para poder mejorar la entrada y hacer un catalogo de servicios básico a ver si esto lo leen los organizadores de las carreras y empezamos a avanzar un poco entre todos.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Porque me pensaré mucho el volver a correr la Media Maratón de Getafe



La verdad es que le he dado unas cuantas vueltas antes de escribir esta entrada, pero al final me he animado para compartir, desde mi punto de vista las razones por las que un corredor se plantea dejar correr una carrera y la tacha de su calendario.

Como punto de partida comentar que he corrido la Media Maratón de Getafe desde el año 2014 y siempre ha sido una carrera que me ha gustado, y eso es algo que podéis comprobar en anteriores entradas del blog.

Se trata de una carrera rápida y aunque la primera parte del recorrido es muy fea y la salida tiene problemas por se estrecha y con muchos giros, los últimos 4 kilómetros por el centro del pueblo y la entrada en la pista de atletismo le dan un toque que le aporta cierta calidad.

No soy de los que salen mucho de Madrid para hacer carreras, pero a esta carrera le había dado mi voto de confianza y la tenía como una de las fijas. Primero porque está organizada por un club de atletismo lo que para mi aporta muchos enteros a la hora de gastarme la pasta en una inscripción, ya que pensar que el dinero sirve para financiarles ayuda. Y segundo porque es un buen pistoletazo de salida para empezar a preparar el Maratón de Madrid.

El caso es que este año han cambiado varias cosas que han provocado que me plantee seriamente no volver a correr la carrera. Pero la razón principal es incompetencia de su gestor de redes sociales.

El personaje que gestiona la cara publica de esta carrera, desde mi punto de vista, está realizando una gestión pésima del site de Facebook dado que me ha silenciado y baneado ejerzo el derecho al pataleo desempolvando el blog y creando esta entrada.

Para poner en antecedentes al lector, comentaré que uno de mis focos de conflicto con la carrera radicaba en la supuesta obligatoriedad de tener que pasar por Getafe a recoger el dorsal los días antes de la carrera y dado que en ediciones anteriores se había podido retirar el dorsal el mismo día de la carrera opte preguntar por vía privada si se podía retirar el día de la carrera y más tratándose de una carrera que empezaba a las 10:30 de la mañana.

El no fue contundente y dado que terminaban obligándome ir a por el dorsal exprese mi descontento de forma educada, pero descontento a fin de cuentas. Y bueno, como supongo que publicar conversaciones privadas no es ni educado ni legal sin el consentimiento de las partes diré que, con chulería y sarcasmo, me comentaron que básicamente no tenía ni idea de lo que estaba hablando y me dieron a entender que tanto mi opinión como si volvía a correr la carrera les importaba bastante poco.

Yo soy de esas personas que desgraciadamente tiene que trabajar viernes por la tarde y sábados por la mañana y ese tipo de detalles me condicionan bastante la vida. Y es cierto que grandes carreras con un volumen de corredores muy significativo requieran una logística que incluya la obligatoriedad de retirar el dorsal días antes de la carrera por ser muy complicado manejar esa cantidad de corredores, pero esta carrera donde el máximo volumen de corredores que manejan es de 4.500 dorsales teniendo en cuenta que el pistoletazo de salida es a las 10:30 de la mañana es muy razonable de gestionar el mismo día de la carrera.

Y así lo habían hecho durante ediciones anteriores, entrega de dorsales que siempre se había desarrollado sin agobios ni problemas y como dicen los científicos "Si algo funciona correctamente no lo toques".

Hasta este punto todo correcto. A mi me quedó claro el desprecio del responsable de redes hacia los corredores y sus opiniones y me quedo claro que a la organización de la Media Maratón de Getafe le da igual si los corredores vuelven o no. Deben andar sobrados y se deben quedar sin dorsales edición tras edición.

Todo esto ocurrió en el previo a la carrera.

El día de la carrera cuando llego veo que están las habituales carpas para retirar el dorsal y que en las cajas están el 90% de los dorsales por entregar. Punto negativo para ellos porque parece que habría habido ningún problema para retirar el dorsal ese día y mucho menos para mi que soy corredor madrugador y ya estaba por el estadio a las 8:15 de mañana.

Por otro lado el tema de los cajones un cachondeo monumental. Yo tenía acreditada marca de sub 1:30 y al meterme en el cajón vi como en los cajones delanteros se metía gente que ni con patines hacia marcas de sub 1:24 y lo peor de todo es que iban con el dorsal que les acreditaba para estar en ese cajón. Por lo que me pregunto qué control establecen para otorgar determinados dorsales. Por si hay alguno que se lo pregunte, yo cumplí con mi compromiso de marca acreditada entrando en meta con un tiempo de 1:26, pero… Desgraciadamente han tenido problemas técnicos con el cronometro y soy de los cientos de corredores que no tienen marca (están intentando arreglar el problema).

Todos estos inconvenientes de la carrera estaban poniéndolos ya en la página de Facebook de la carrera y empezaban a destapar un debate entre los corredores, pero todos los comentarios negativos han sido borrados sistemáticamente por el gestor, por lo que criticas quedan pocas y todo parece que ha sido fantástico y maravilloso.

No obstante yo os los resumo todos esos problemas:

- Salida estrecha y masificada. Los cajones no servían para nada y corredores estuvieron estrangulados durante los primeros kilómetros por lo estrecho de las calles y los giros a realizar.
- A los cronometradores se les quema un ordenador de la alfombra de salida. La consecuencia tiempos brutos para todos (de momento).
- Sin alfombra de control en el km 10, o por lo menos que sepamos.
- Cientos de corredores sin que aparezcan en la clasificación final de la carrera por errores técnicos que parece que están trabajando en subsanar.

Y lo peor de todo es que al mando de esta crisis tienen a un individuo chulo, dictador y acomplejado que la única forma que tiene de gestionar el problema es borrando comentarios y bloqueando a usuarios que tienen todo el derecho de quejarse y expresar su disconformidad tanto con la organización como con su forma de hacer las cosas.

Yo como podéis ver en ningún momento me escondo detrás de un seudónimo ni nada, crítico a cara descubierta y con mi nombre. Puede que mis críticas sean más acertadas o menos, más educadas o menos pero por lo menos lo hago sin ocultarme.


Así que aquí dejo esta crítica para que podáis darme o quitarme la razón. Y dejo las razones por las cuales me pensaré mucho el volver a correr la Media Maratón de Getafe.

Actualización: 4 días después ya aparezco en la clasificación. Bien por los chicos de 42ypico.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Maratón de Berlin 2016 - La Crónica

Hace bastante tiempo que no me asomaba por el blog ni para revisarlo ni para escribir nada. Supongo que el afán de notoriedad desapareció hace tiempo y que el intento frustrado de generar cierto grado de tráfico fué suficiente para que me plantease publicar de forma más espaciada, centrarme solo en las crónicas o incluso plantear otro tipo de contenidos.

Pero abandonar las sanas costumbres llevan a la pereza, la pereza al abandono y eso ha terminado suponiendo un parón de 15 meses en los que no he escrito nada, pero en los que, por supuesto, he seguido con mi vida atlética de forma habitual y más o menos en la misma línea.

Sin ir más lejos en ese periodo de tiempo corrí el Maratón de Madrid 2016 con marca de 3:00:12, la temporada completa 2016 de 10 km en la capital con marca acreditada para la San Silvestre Vallecana Internacional y un puñado de medias con marcas por debajo de 1:27, así que no ha sido un espacio en blanco sino que ha sido un periodo de silencio.

Una vez justificado el parón del blog diré que si me he animado a escribir esta crónica ha sido por una escasa pero sincera y entusiasta aclamación popular, así que todo lo se escriba a partir de ese momento se debe a sus cariñosos ánimos para que siga adelante con el blog.

Dicho esto, situémonos en el mes de enero de 2016 momento en el que me envían el email donde se me informa que la inscripción de mi equipo de tres componentes ha sido aceptada para correr la 43 edición del Maratón de Belín. 

Como todos los que corremos maratones tengo un grupo con unos amigos que, esperanzados, siempre realizamos inscripciones a todos los mayors para ver si suena la flauta en el sorteo de las inscripciones y no tener que pasar por el sangrante yugo de las agencias de viajes especializadas, por lo que cuando me llego el email tardamos poco más de 3 horas en tener realizado el pago de los dorsales, reservado el hotel y pagados los vuelos.

Una histeria febril nos llevo a hiper eficiencia y conseguimos cerrar el viaje a Berlin con estancia de 2 noches por el precio de 800 euros para 3 personas, es decir unos 270 euros por barba. 

¡¡¡BRUJERÍA!!!

Diréis algunos... Pues nada más lejos de la realidad. El dorsal tenía un coste de 90 euros por cabeza, pillamos la inscripción básica sin camiseta, sin cortavientos, sin camiseta de finisher, ni taza, ni leches, solamente inscripción y medalla. El hotel fue un hostel de mochileros en el centro de Berlin a escasos 10 minutos de la salida/meta del maratón en una habitación compartida por los 3 al coste de 134 euros las 3 noches, lo que nos suponía unos 50 euros por cabeza y el vuelo con Iberia Express y Air Berlin nos salió por 130 euros por cabeza ida y vuelta.

Así pues a primeros de enero ya estábamos conjurados para el 25 de septiembre entrar en el Olimpo de los dioses y juramentados para que, pasase lo que pasase, todos terminasemos ese día por debajo de las 3 horas.

Como bien se dice, la ocasión la pintaban calva y estábamos motivados y con margen de sobra para afronta reto en tiempo y forma.

La planificación específica para el maratón la empezaría por junio de ese año, pero entre enero y junio me organicé para correr Madrid en 3:00:12 y para acreditar doblemente la marca para la San Silvestre Vallecana Internacional con dos sub 38 en la Carrera del Agua y en la Carrera Norte contra Sur. Vamos, que estaba como una puta moto. Quizás demasiado.

La carga de entrenamientos puede que me pesase un poco mentalmente, llevaba un año a tope y había cambiado de lugar de residencia y de entrenamiento. Había dejado mi carril bici en Monte Carmelo y sus interminables kilómetros en todas las direcciones para encerrarme en El Retiro, que a pesar de estar muy bien no tiene un recorrido de más de 5 km y es, quede esto entre nosotros, un sitio un poco coñazo para entrenar.

Por lo que cuando en Junio empezaba con las rutinas y el plan de entrenamiento estaba un poco cansado por no haber descansado y un poco hasta los huevos del sitio en el que entrenaba.

Si a esto le sumamos que mi santa esposa le gusta salir un par de días a la semana a correr en verano me sitúa en la línea de salida con 3 días de entrenamiento entre semana más la tirada de carga los sábado. Eso son pocos días de entrenamiento para cargar los kilómetros adecuados para templar cuerpo y mente para atacar sub3, por esa razón me centre en realizar entrenamientos de calidad en vez de centrarme tanto en la carga de kilómetros.

Este tipo de entrenamientos ya me había ido bastante bien en mis dos últimos maratones (3:00:2 y 3:00:12), reduciendo kilómetros y mejorando calidad, pero claro una reducción de kilómetros en la que mantenía unas rutinas de 4+1, no de 3+1.

El otro factor en contra que he tenido que enfrentarme estos meses de entrenamiento ha sido el insoportable calor que hemos tenido en Madrid a lo largo de todo el verano. A pesar de salir a correr a las 6:20 de la mañana muchos días veía mientras subía al Retiro temperaturas de 25 y 26 grados.

Entrenar con ese calor es una putada, porque no puedes darlo todo y porque los resultados de los entrenamientos pueden confundir bastante. Por lo que llegue a desesperarme. No me salían los ritmos, no me salían los miles, los cambios de ritmo eran un puto desastre y la verdad es que al albur de dichos resultados empecé a moderar las expectativas de cara a Berlin. Si, iría a correr, lo daría todo, pero intentaría disfrutar del maratón. Porque estaba claro que no iba a bajar de las 3 horas y si seguía entrenando a ese ritmo sin que me saliesen las cosas bien iba a terminar rayándome.

Así que a partir de ese momento continué con el entrenamiento pero de forma más relajada y tranquila, esforzándome, pero ya sin la presión añadida del resultado. Lo cierto es que ya fuese por la eliminación de la presión o porque ya me había acostumbrado al calor, empezaron a salir mejor las cosas y algunos de los test empezaron a dar resultados más positivos.

Comentando con Juan y Antonio, los amigos que me acompañaban a Berlin, me comprometí con ellos a hacerles de liebre hasta el kilómetro 30 y ponerles en allí en 2:05, tiempo de sobra para que ellos atacasen de forma solvente la prueba en menos de 3 horas.

Y en eso centre el entrenamiento. Las tiradas largas de 2 horas me salieron de 27 y 27,5 kilómetros por lo que era más que factible que pudiese cumplir mi cometido gracias a la fuerza que da correr al lado de un amigo junto con un dorsal y compromiso.

Y a final principios de septiembre sucedió la catástrofe.

El fin de semana del sábado 11 de septiembre, por la mañana, hice mi última tirada larga. Un test de media maratón a ritmo de carrera que firme con un muy interesante tiempo de 1:27. Estaba super satisfecho y así se lo manifesté a mis colegas, porque estos entrenamientos levantan el ánimo, dan confianza y rellenan el espíritu de esa fuerza que nos hace capaz de asumir retos muy por encima de nuestras posibilidades. Veía color y posibilidades.

Al día siguiente Antonio y Juan tenían sus últimas tiradas de 30 km. Habían seguido, sobretodo Antonio, un durísimo entrenamiento con menús semanales de hasta 100 kilómetros (cuando yo las que más kilómetros hice tenía 74) y venia como un puto avión de fuerte. Había realizado entrenamientos salvajes con rodajes largos entre semana de 19 km a ritmos de 4:10, miles progresivos de 3'50'' a 3'30'' y gracias a eso y que les habían ido saliendo las cosas venían con toda la confianza del mundo para poder cumplir el reto de bajar de 3 horas. El domingo a media tarde, al no tener noticias suyas ni de su  entrenamiento, le preguntamos por el wassap en plan cachondeo que qué había pasado con su entrenamiento, que seguro que había sido una mierda y que había pinchado y le acusamos de ser un piltrafilla y un flojo.

La respuesta a nuestras chanzas fue una imagen de un pie escayolado y la explicación de que cuando iba por el 25 a buen ritmo y con los tiempos controlados, había realizado un quiebro raro para esquivar a unos que venían en bicicleta y en un bordillo se había caído. El diagnostico era que se había roto el 5º metatarsiano del pie y que tenía que llevar 90 días la escayola y luego 2 meses de recuperación sin correr.



He tenido mucha suerte y no he tenido que enfrentarme a grades dramas personales a lo largo de mi vida y os juro que hasta ese momento no me habían dado una noticia que me dejase tan impactado. Me quede roto interiormente y todavía noto como se me arrugan las tripas cuando me acuerdo de todo lo que se me paso por la cabeza en ese momento.

Para alguien que no corra esto es una enorme putada, una desgracia, un acontecimiento desaventurado que hay que afrontar con entereza. Pero solo un corredor de verdad puede llegar a entender la magnitud de este acontecimiento, tanto para Antonio como para nosotros.

La sensación de vacío cuando asimile la noticia fue como si me hubiese alcanzado la onda expansiva de una bomba, como un impacto de silencio que me golpeo haciéndome sentir, por simple empatía, todo el dolor mental y toda la frustración que en ese momento estaba experimentando mi amigo.

Para este tipo de noticias nadie te prepara porque parecen inexplicables y la verdad es que estuvimos bastante tocados mentalmente durante unos días con la noticia. No obstante los días siguieron pasando y a pesar de que nuestro entusiasmo había desaparecido, los entrenamientos iba cayendo y el día 18 Juan y yo teníamos el test de los 10 km de Madrid corre por Madrid.

Y la verdad es que la prueba arrojo un resultado excelente para los dos. Juan hizo 38:31 y yo firme un 38:02 que nos ponía a los dos de dulce de cara a la carrera. O por lo menos para poder afrontar los ritmos que inicialmente teníamos en mente de cara al maratón.

Si a esto le sumamos que también hice el test de 2 x 6000 de Gavela en el que me salió el primer 6000 con un tiempo de 24'31'' y el segundo de 23'22'', me situaba con una marca posible de cara al maratón de entre 3:00 y 3:05, y la verdad es que todo me sonaba bastante bien.

Y hasta aquí un poco la primera parte de la crónica o lo que viene a ser la puesta en antecedentes de las circunstancias y condiciones en las que llegaba a Berlin.

Resumiendo: cansado y un poco tocado mentalmente, pero con las dos últimas semanas con resultados sólidos y esperanzadores de cara a poder plantearme una carrera fuerte y quién sabe si con posibilidades de bajar de 3 horas. Es posible que si hubiese sido realista me habría dado cuenta que pensar eso era venirme un poco arriba, pero siempre he sido de la opinión de que al maratón hay que enfrentarse con valentía y no guardando.

Así y todo, el jueves 22 por la tarde estaba tan tranquilo en la cama cuando me llega un wassap con el siguiente mensaje:

"Tío, estoy jodido, mi hija me ha roto el DNI y tengo el pasaporte caducado"

No me lo podía creer, Juan no tenía documentación para poder pillar el vuelo y tenía que irse el mismo viernes a las 8 de la mañana al aeropuerto para sacarse el pasaporte de urgencia en la comisaria y poder volar porque si no se quedaba en tierra.

Así que ya sabéis. Tip nº1 para viajar al extranjero, revisar con un par de semanas de antelación el DNI y el pasaporte por si acaso. Porque si no os puede pasar como a Juan que casi no durmió esa noche pensando que se quedaba en tierra por una gilipollez.

Afortunadamente el tema se soluciono sin problema y el viernes solvento el incidente con nuevo pasaporte y con el único coste personal de tener que pasar 5 horas extra en el aeropuerto, porque estaba claro que llego allí las 8 de la mañana para solucionarlo cuando el vuelo salía a las 13:00 (+ 1 de retraso).

El vuelo a tierras germanas fue placido y sin incidente. Con hambre por la mala hora de salida que era a las 14:00 y tuvimos volar 3 horas sin comer, pero bueno, tampoco íbamos a quejarnos demasiado. Siempre teníamos la opción de dejar que nos atracasen en vuelo y comprar algo del catering del avión, pero las birras que nos habíamos tomado en el aeropuerto mientras esperábamos fueron suficientes para que aguantásemos.

Uno de los errores que cometimos a la hora de planificar el viaje no el desplazamiento del aeropuerto al hotel, es más como de los billetes del avión no me había encargado yo, ni siquiera sabía a qué aeropuerto llegábamos, ni si estaba lejos o cerca de la ciudad, si había metro ni nada.

Inicialmente hay un autobus desde el aeropuerto al módico precio de 2,50 que te lleva hasta la Alexander Platz en el mismo centro de Berlin, pero nos quedaba un pelín a desmano y cómo íbamos con hambre, y estábamos un poco hasta los huevos, decidimos ir en taxi al hotel.

El precio del taxi fueron algo menos de 20 euros desde el aeropuerto hasta nuestro hotel, lo que es bastante razonable y dimos por bueno. No obstante y ya para cuando planificamos la vuelta vimos que el autobús tenía una parada a escasos 300 metros de nuestro hotel. La próxima supongo que lo miraremos porque realmente el autobús funciona de puta madre y tiene una frecuencia cada 5/10 minutos durante todo el día.

El hostel era eso... Un hostel de mochileros. Un semisotano remodelado con habitaciones que podríamos calificarlo de justito para los standares de la hostelería española. No obstante la habitación estaba limpia, seca y  luminosa. La WiFi del hotel nos llegaba correctamente y las dos literas eran más de lo que necesitábamos para los dos que éramos, así que el precio y la cercanía a meta y salida compensaban lo demás.

Fue dejar las cosas en el hotel y salir a comer algo. Un paseo de escasos 10 minutos nos llevo a los pies de la Puerta de Brandenburgo en donde la organización del maratón ya tenía una fan zone organizada y en donde se podía comprar birra a buen precio, comidas típicas alemanas (salchichas, pretzels, etc) y varios puestos de comida italiana (pizza y pasta), el spot perfecto y soñado por los corredores que van a un maratón, un sitio de referencia en el centro al que poder ir a comer pasta a buen precio y beber cerveza tranquilamente  en la zona en la que la gente se mueve para turistear y ver la ciudad. Un acierto y una nota de calidad para la organización.

Esa tarde la pasamos tranquilos por allí y ya puestos directamente nos fuimos a cenar a un restaurante local. Más salchichas, más cerveza y carne de ciervo. Comentaros que allí anochece antes que en España y que a las 7:30 de la tarde parecen las 10, por lo que en cuanto os despistéis un poco vais a encontrar los sitios bastante llenos.

Tras un largo día llegamos al hostel pronto y por lo que a mi respecta tarde bastante poco en plegar y quedarme sobado. El miedo que tenia al estar en un hotel de gente más joven era que pudiesen despertarnos o molestar por la noche, pero eso quedo totalmente descartado, porque no oímos un puto ruido. La única nota negativa es que por allí no usan persianas y si sois como yo de los que les molesta la luz a la hora de ir a dormir, vais a tener ese pequeño problema.

Al día siguiente, bien pronto salimos en dirección a la feria del corredor para retirar los dorsales y todo lo necesario para lo de la carrera. Estábamos en la calle sobre las 9:30 y nos fuimos a buscar un sitio para desayunar y… Realidad numero de 2, Berlin no es España y allí no hay bares cada 50 metros.

Dimos una vuelta bastante hermosa sin encontrar un sitio decente donde desayunar con calma y afortunadamente en la puerta de la feria vimos un hotel y decidimos desayunar allí en el bufet libre. No voy a explicar lo que hay en un bufet libre de un hotel, solo diré que como buen español exprimí cada euro de los 16 que me cobraron por desayunar allí. 

Y tras eso fue rodar la calle y llegar directamente a la feria. 

Y oiga, una maravilla. La afluencia de gente era incesante y ya eran casi las 11 de la mañana cuando entramos, por lo que aquello estaba petado. Pero fue super rápido y sin una sola cola o aglomeración.

En primer lugar te ponen una pulsera de tela termosellada que te acredita como corredor. Esta pulsera es fundamental ya con ella vas a poder entrar en la zona de salida al día siguiente, si la pierdes o se estropea no te van a dejar entrar y fui testigo de algún corredor que, con su chip y su dorsal, tenía problemas para que le dejasen entrar por no tener dicha pulsera, por lo que hay que estar atento a que te la pongan bien.

Después de ponerte la pulsera, pasas por la zona en la que te dan la bolsa del corredor, transparente con asas tipo mochila, que es la que tendrás que llevar al día siguiente para usar en el ropero, y varios obsequios (un gel de ducha de Adidas, un sobre de isotónica, galletitas saladas, una esponja para el día de la carrera y varios folletos) y tras eso accedes a los mostradores en los que te dan el dorsal.

No están agrupados por números, sino que directamente accedes a uno de los voluntarios el cual revisa tu inscripción en la que viene con un código de barras, lo scanea, accede a tu inscripción y, tras comprobar el DNI, imprime tu dorsal y listo, ya tienes todo lo necesario.

A partir de ese punto accedes directamente a la feria del corredor, que es inmensa y una auténtica locura. El stand de Adidas con el merchandising oficial de la carrera es una autentica guerra, la gente se lleva las camisetas por decenas, no hay tallas y a pesar de que están constantemente reponiendo resulta casi imposible encontrar nada.

Así que tip nº 2 si realmente quieres comprar merchandising oficial de la carrera organízate para ir el primer día de feria a primera hora, porque sino tendrás problemas a la hora de acceder a todos los modelos y todas las tallas.

Juan quería una cortavientos de estas con cremallera y capucha y en el momento en que llegamos solo había tallas L y XL, nada de M ni S y eso pasaba con los 4 modelos de sudaderas que había. Lo mismo pasaba con las camisetas, de tallas grandes había de sobra, pero de las pequeñas resultaba prácticamente imposible encontrar nada. Y ojo no eran nada baratas, porque los cortavientos eran de 70/80 euros y las camisetas eran de 35/45 euros.

Afortunadamente le encontramos las dos últimas tallas S de cortavientos y camiseta a Juan y aunque no fue en el modelo que quería se quedo satisfecho por haberlas encontrado. Ironías del destino yo, que no me iba a comprar nada, tenía todos los modelos y todas las tallas disponibles. Ventajas de gastar una XL.

El resto de la feria pues como todas las ferias del corredor de maratones, pero 3 o 4 veces más grandes.



Terminamos con la feria a eso de las 13:00, hora perfecta para ir a la puerta de Brandenburgo y tomar unas cervezas con calma con unos amigos que también habían ido a correr el maratón. Y así pasamos la hora de comer entre pasta, cerveza y batallitas de corredor, hablando de ritmos, de estrategias a seguir, de anécdotas de algunos de nuestros éxitos y de los muchos “fracasos” que hemos tenido como corredores. 

Molan esas charlas porque aunque te la cuente una persona a la que acabas de conocer te ves reflejado en ellas. Todos conocemos el sabor del muro, de cómo sabe cuando te estampas contra el y todo se va a la mierda y también de cómo te sientes cuando consigues vencerlo y te sobrepones a toda su dureza, logrando el éxito y la victoria.

Aparte todos sabemos que en el rosario de cuentas que son nuestros maratones, la mayoría tienen tonos opacos, pero son perlas sin brillo que llevamos orgullo y que son el marchamo de nuestra experiencia.

Es más, creo que el corredor que ya ha cristalizado, el que tiene experiencia y kilómetros de sobra en las piernas, termina disfrutando más cuando habla de sus tropiezos que de sus éxitos. Los éxitos aunque, sean los que más brillan, indican que todo salió bien y que la suerte terminó jugando a nuestro favor, mientras que los fracasos muestran la fortaleza que tuvimos que tener para sobreponernos al dolor y a situaciones límites y los llevamos con el orgullo de las cicatrices obtenidas en batalla.

El caso es que estuvimos de charla hasta casi las 4 de la tarde, hora a la que cada cual terminó enfilando a sus hoteles para pasar la tarde con las piernas en alto descansando. Nosotros estábamos de suerte porque teníamos un restaurante italiano a 30 metros del hotel y cuando volvíamos nos paramos y reservar mesa para por la noche nos dijeron que no nos preocupásemos y que no tendríamos problema a la hora de cenar.

Como plan especial para la tarde del sábado, había realizado una reserva para la visita a la cúpula diseñada por Norman Foster para el Bundestag. Una bonita visita de unos 20 minutos y que permite ver de forma panorámica Berlin. La entrada es gratuita y se puede reservar online. Comentar que yo me equivoque un poco por la hora, reservé a las 8 de la tarde y eso ya para Alemania es noche cerrada, por lo que las vistas, a excepción de los edificios iluminados, desmerecen un poco. Si vais y queréis reservar creo que la mejor hora para subir debe ser más o menos a las 6 de la tarde.

Pero bueno, tras la visita, a eso de las 9 estábamos cenando el tradicional plato de pasta y una pizza. Yo ya de cerveza estaba hasta los huevos, así que opté por beberme dos botellas de agua y terminar de hidratar el cuerpo.



A las 10:30 estaba en la cama y no creo que tardase más de 10 minutos en dormirme. 

Pase la noche casi del tirón si no hubiese sido por las 3 veces que tuve que levantarme a mear por el exceso de liquido en el cuerpo. A las 6:15 de la mañana sonó el despertador y con calma desayunamos en el cuarto.

Yo siempre llevo unas galletas caseras que me hace mi mujer de con avena, crema de da cacahuete, almendras, chocolate y varias historias más que siempre me han funcionado de puta madre. Eso junto a un batido de chocolate, un plátano y una botella de medio litro de agua es todo lo que necesito para estar a punto.

Estaba en silencio, concentrado, intentado prepararme para la carrera. Siempre tengo una doble sensación de miedo y euforia justo antes de la carrera. Miedo porque sé lo que se me viene encima, los kilómetros, el tiempo corriendo, el ritmo elevado, el esfuerzo, el desgaste... Parece que no, pero si te pones a pensarlo con detenimiento te entran ganas de salir corriendo en dirección contraria a la salida para no tener que hacerlo.

Y por otro lado está la euforia de saber que puedes con todo eso, que estar en la salida es un premio a los meses de entrenamiento, a los madrugones, a todos los esfuerzos realizados, notas como la confianza atesorada a lo largo de los entrenamientos te da fuerzas, como todos los ánimos y aliento de los amigos y compañeros grita a cada una de las células de tu cuerpo que vas a hacerlo y que vas a conseguirlo y notas como la adrenalina que inunda tus venas te convence de eres capaz de todo y que estas plenamente preparado.

Está claro que hablar de sensaciones es algo que es difícil de explicar, pero estoy seguro que todos los que se han tenido que enfrentar a un maratón entienden lo que estoy diciendo. Pero también tengo claro que tuviesen que explicar las sensaciones que tienen ellos usarían otras palabras completamente diferentes, pero que serían exactamente igual de comprensibles por otros que fuesen corredores.

La mañana era perfecta. Una agradable temperatura de unos 14 grados a las 7:15 de la mañana, cielo despejado, sin viento. Es decir, 0 excusas para darlo todo, ceñirte al plan y lograr el objetivo que cada cual tuviese en mente.



Yo personalmente me había auto impuesto seguir con el plan inicial que tenia para la carrera. A saber, tenía que pasar el km 30 por debajo de 2:05 que era mi compromiso con Antonio y ese sería mi silencioso homenaje a su ausencia. Sabía que el iba a estar pegado al teléfono desde el momento en el que diesen la salida y no podía defraudarle.

El acceso a los cajones de salida fue muy cómodo, yo estaba en el cajón C (marcas acreditada inferior a 3 horas) y la verdad es que no encontré nada de aglomeraciones. Me sorprendió que no fuesen muy estrictos en el control de entrada para acceder al cajón y aunque fijándome vi algún listillo que se había colado, la mayoría de corredores iban con su C en el dorsal.



Y empezó la cuenta atrás con todo su correspondiente espectáculo. Primero la salida de los handbikes, luego la presentación de las atletas de élite y luego el apoteosis con la presentación de Kipsang, Bekele y compañía.

Y tras eso, los últimos dos minutos de preparación. Para aquellos que habéis estado en una salida de una gran carrera sabréis la sensación de hermanamiento que hay en el momento de la salida de un maratón, la explosión de sensaciones indescriptibles que tienes en esos dos minutos. Estas completamente rodeado de gente, apiñados, a la espera del pistoletazo de salida, con sus organismos funcionando al 110% y segregando adrenalina sin parar, algunos se abrazan, otros lloran, algunos saltan, otros rezan... Mires donde mires ves cosas completamente diferentes y llenas de sentimiento ya que cada uno se enfrenta a eso en solitario siguiendo su propio ritual y rodeado de sus anónimos compañeros de batalla.

Todo se despeja cuando dan la salida y el tropel empieza a moverse. Todos enfilamos trotando poco a poco hacia el arco de salida mientras se te va la mirada al cielo y ves los cientos de globos que han soltado. Pasas por debajo del arco, activas el crono y empiezas a correr.

El cuerpo me iba tan sobrado que hice el primer kilómetro a ritmo de 3'50'' sin ni siquiera enterarte. 

Yo salía hombro con hombro con el globo de 3 horas y rápidamente me integré en un grupillo que me parecía que llevaba un ritmo bastante ajustado a mi plan de carrera. Y que he de decir que me llevó volando.

Viendo ahora los parciales de carrera no baje de 4'10'' hasta el kilómetro 25. Los pasos por controles iban clavados 20' por el 5, 40' por el 10, paso por el 15 en 1:01. Todo un pelín rápido para el plan de carrera que tenia, pero las cosas iban suaves y no me sentía incomodo. Solo alguna molestia en los cuadriceps, pero nada alarmante.



El paso por la media en 1:26:13, impecable (Bueno no mintamos, un minuto por encima de lo que quería). Siempre me he aplicado la formula de que un maratón es (el paso por la media x 2) + 5' de perdida en la segunda parte. Vamos que estaba con posibilidad de hacer alrededor de 2:57. 

El caso es que cuando llegué al 25 note como las piernas estaban un poco cargadas, vi como mi grupo de referencia se iba distanciando muy poco a poco, 5 metros, 15 metros... Intentaba apretar un poco pero los esfuerzos no eran suficientes y tampoco quería forzar más de la cuenta, quedaba mucho por delante y las cosas iban bastante bien, era hora de refugiarme en mi entrenamiento y usar la cabeza.

El paso por el 30 lo hice en 2:04:06. Había cumplido mi misión y mi objetivo para con mis compañeros. Desgraciadamente no tenía a nadie a mi lado con quien celebrar que estábamos donde queríamos y en el momento en que queríamos, y lo peor de todo es que notaba como las piernas empezaban a estar más cansadas de lo normal y en mi mente entró el Grinch de la derrota.

Aun así, lo tenía todo de cara, iba con tiempo de sobra para poder hacer 12 km a un cómodo ritmo de 4'40'' pero en mi mente empezó la batalla del muro. El peso de anteriores situaciones similares empezó a lastrar mis piernas y empecé a luchar contra mi mismo.

Veía como muy poco a poco iba bajando el rimo pero me defendía bien. El paso por el 35 fue de 2:26:12. Iba perdiendo segundos poco a poco, pero aún así seguían cayendo los kilómetros por debajo de 4'30'' y ese ritmo me situaba en meta por debajo de las 3 horas.



El 35 fue el último kilómetro que hice en condiciones. A partir de ese momento las piernas petaron y llegó el dolor. A partir del 37 ritmo empezó a caer en picado, 4'35'', 4'40'', 4'48'', 4'54'', 5'13'', 5'21'', zancada a zancada veía como me iban pasando corredores. Veía como la gente me pasaba apretando los dientes para llegar a meta por debajo de 3 horas y yo intentaba engancharme, pero las piernas no podían más.

Y cuando las piernas no andan, poco se puede hacer. Los últimos kilómetros los hice mirando al suelo y levantando la cabeza en cada curva para ver si conseguía ver en ese giro la Puerta de Brandengurgo al fondo, pero nada. Seis giros hay en los últimos 2 kilómetros y seis veces se me vino el mundo al suelo al no ver la meta al alcance de la mano.

Os juro que cuando vi caer las 3 horas en el reloj sentí cierto grado de liberación, no sé si porque así ya no tenía que intentar seguir apretando o si porque ya era consciente que veía la meta al fondo y estaba tan jodido que me daba igual el tiempo y que lo único que quería era terminar de una vez y pararme.

Es muy triste entrar en un maratón pasadas las 3 horas. Porque ves a todos los cabrones que te han adelantado y que han conseguido bajar mientras que tu no lo has conseguido, quedándote a las puertas... Tres maratones consecutivos llevo dándole al larguero 3:00:02, 3:00:12 y ahora 3:01:33. Y aunque me consuelo pensando que en su día hice 2:55 y que ya tengo mi marca, no dejo de pensar que tal vez no se sufrir lo suficiente y que por pura falta de esfuerzo se me ha escapado la marca 3 veces seguidas.



No obstante ese escozor llega pasado un tiempo, en el momento de llegar a meta no existe. Estaba feliz por haber podido parar de correr y descansar un poco. Tambaleándome me pusieron la medalla, te dieron la bolsa de avituallamiento y me bebí una botella de agua con calma después haberte tirando por la cara unas 20 veces liquido a lo largo de la carrera.

En ese momento me invadió una profunda sensación de paz. Había sobrevivido a la batalla otra vez. Lo había dado todo y, siendo sincero, dentro de mi sabía que me había venido muy arriba pensando que podía bajar de 3 horas, así que la marca obtenida era bastante satisfactoria para el entrenamiento y el número de kilómetros realizados.

No obstante en ese momento no puede evitar empezar a realizar una pequeña auto crítica por el "fracaso" de haberme quedado a las puertas pero empecé a pensar en mi discurso de auto convencimiento y me digo a mi mismo que mido 1,91, peso 85 kilos cuando estoy a punto para competir, entreno solo, me preparo solo mis planes de entrenamiento, no sigo dietas, no tomo suplementos alimenticios, estoy apunto de cumplir 40 años y llevo 5 años en la pomada de las 3 horas. Y entonces me doy cuenta que todavía me queda un poco de cuerda para seguir dando guerra y que tengo margen de mejora si busco ayuda en los entrenamientos, si empiezo a ir al gimnasio o cosas así.

Además la birra fría que me dieron en meta ayudo mucho para que todas esas cosas que se me pasaban por la cabeza me importasen una mierda y disfrutase al sol mientras llegaba Juan a ver que marca había conseguido.

Juan también se había encontrado con el tío del mazo allá por el 35. Finalizó en 3:14:13 y a pesar de haberle pegado un bocadito a su marca, creo que también internamente se quedo con las ganas de haber bajado un poco más.


Está claro que el maratón es así y que pone a todo el mundo en su sitio. Hay veces que es cruel, pero hay que reconocer siempre es justo.





Y eso si. Que no os quede a ninguno la duda que aun tenemos un asuntpo pendiente que quedará resuelto el año que viene. Salud y fuerza hermano!!!


martes, 2 de junio de 2015

Operación de hernia inguinal en corredores. En primera persona. Capítulo 3

Días transcurridos desde la operación: 14

Hoy según lo previsto en visitas anteriores me han retirado el resto de grapas de la herida. El corte estaba en muy buenas condiciones, seco, con poco costra y con sin inflamación, por lo que la cura se ha realizado en poco menos de 5 minutos.

Las recomendaciones, y después de ver el buen aspecto de la herida, han sido de esperar otra semana más antes de volver a tener una actividad "normal". La recomendación cuando vuelva a correr es que lo haga muy poco a poco, por sensaciones y con mucha calma.

Que todo esté bien me ha subido un poco la moral, ya que llevaba unos cuantos días un poco flojo por la falta, cada vez más patente en mi ánimo, de ejercicio físico.

Sigo despertándome a las 6:20 todos los días automáticamente como si sonase el despertador y todos los días recuerdo que en vez de correr me tengo que quedar en la cama, lo cual es lo que está siendo más duro de todo este tema, así que con las noticias de hoy, se que cada que pasa me queda un día menos para volver a salir a correr.

Eso sí, creo que lo más importante, a pesar del ansia y las ganas de correr, es mantener la mente fría e ir con mucho cuidado. La malla debe asentarse y hacer tonterías pueden suponer un peaje excesivamente alto. Así que nada, a recordar que todo el trabajo esta finiquitado y que no hay prisa. :)

miércoles, 27 de mayo de 2015

Operación de hernia inguinal en corredores. En primera persona. Capítulo 2

Punto actual de la recuperación tras la primera visita al médico y retirada de las mitad de las grapas de la herida.

La semana se ha desarrollado de forma tranquila. Los 5 primeros de recuperación han sido en casa sin moverme demasiado. Durante estos días las molestias eran más o menos constantes cuando me movía, pero si permanecía quieto no tenia dolor y estaba "cómodo".



Nota: Durante los 3 o 4 primeros dias la zona se inflama y amorata bastante por lo que no hay que entrar en estado de pánico si se mira hacia abajo y da la sensación de estar mirando un huerto de berenjenas.


Ya el lunes me he venido al trabajo y he visitado a algunos clientes. La herida molesta y tira, me muevo despacio y no puedo hacer movimientos bruscos, pero me desenvuelvo bien e intento ir sin prisas. Lo que más me está afectando a la herida no es el movimiento, sino el calor. En cuanto sudo un poco parece como que inflama un poco y escuece, pero vamos, nada serio.

Hoy en la cura me han retirado la mitad de las grapas, me han informado de que la herida está cerrando muy bien y que en una semana que me vuelva a pasar para retirar el resto de grapas.

El doctor ya no necesita verme hasta dentro de 3 meses (después de verano). Me ha informado que la zona quedará un poco abultada por culpa de la malla, pero que no debería de molestarme ni suponer ningún impedimento en mi vida deportiva.

Me han recomendado calma mientras tenga aun grapas puestas, pero me han dicho que si quiero podría salir a pasear despacio. Creo que no lo haré. Por lo que me han transmitido el éxito de la recuperación es el no precipitarme en exceso, si la hernia cura bien no tendré problemas a largo plazo, pero si la cago podría arrastrar el problema de más.

Se supone que lo correcto es esperar 4 semanas sin actividad física intensa... Veremos cómo lo llevo. De momento llevo una semana parado y estoy un poco desquiciado.