lunes, 29 de abril de 2013

Crónica del Maratón de Madrid 2013

Muchos son los detalles que influyen en un maratón, y realmente nunca existe el maratón perfecto, siempre existe algún detalle que enturbia o que podemos utilizar de excusa para justificar la carrera.

Ayer se celebro el R'n'R Madrid Marathon con un parte meteorológico desfavorable de principio a fin, siendo los principales protagonistas de la jornada el frio y el viento. De estos dos elementos, el frio es soportable, pero contra el viento no se puede hacer absolutamente nada y así es como amaneció Madrid, un día frio en el que la sensación térmica disminuía por las continuas rachas de viento.

El ritual previo el mismo que el de siempre, despertador a las 6:15 que no hizo ni falta que sonase porque los nervios me despertaron bastante antes, desayuno de pie mirando por la ventana de un muffin de chocolate y nueces, un plátano, una barrita de cereales y una botella de isotónica.

La previsión de frio y mal tiempo se confirmo, por lo que opte por ponerme una camiseta de compresión interior debajo de la camiseta, aunque me decante por ir sin mangas, pantalón corto, guantes, braga y gorra, y de cara a esperar en la salida una camiseta de algodón de manga larga para poder tirar y una bolsa de plástico grande para ponerme por encima para conservar el calor.

En previsión al caos que sabia que se iba a producir en el ropero opte por no utilizarlo y le deje a mi mujer una mochila preparada para que me la llevase a meta y me fui preparado para tener conmigo lo imprescindible. La experiencia es un grado y la avalancha de críticas que he visto en las redes sociales sobre la mala organización del ropero tanto en salida como en meta me han dado la razón, por lo que en ese aspecto me siento satisfecho.

Una de las cosas importantes el día del maratón es organizar bien las quedadas con los amigos y resto de corredores, y yo tenía dos puntos en donde me iba a encontrar con la gente, a las 7:30 en la puerta de El Retiro y a las 8:30 en el Paseo de Recoletos, en la puerta del edificio de la Editorial Planeta.

La charla con los amigos y el paseo sirve para templar los nervios y olvidarse un poco del frio y del mal tiempo, el tiempo pasa y a las 8:40 enfilo para mi cajón para situarme en mi sitio.


Tras el emocionante y muy respetado minuto de silencio por las victimas de Boston y el tradicional abucheo a la alcaldesa de Madrid se dio la salida con puntualidad inglesa.

Con un plan de carrera ambicioso y bien diseñado me puse al ritmo adecuado bastante pronto y aunque sentía molestias en los isquios de la pierna derecha pensé que se trataría del frio y un poco de las molestias que arrastraba de días anteriores.



El paso por el km 5 en 21'30 y por el km 10 en 42', me situaba en una posición perfecta para poder cumplir el plan. El frio ya no era un problema importante y aunque las molestias en la pierna persistían no me estaba impidiendo mantener un ritmo cercano a 4'10'' el km.

Vamos bien pensaba, punto de control nº 3 en el km 14 perfecto también en 58'24'', es mal, tenía un colchón de 1'30'' con respecto al plan. En esos momentos estamos en una zona bastante rápida de la carrera ya que es la bajada por Islas Filipinas y Guzmán el Bueno, antesala de la zona más noble de la carrera. Intento templar, pero las piernas van bien y aunque los isquios siguen sonando está claro que me iban a permitir seguir corriendo, por lo menos de momento.

En el km 16 nos separamos de los corredores de la media y entramos en la zona más bonita de la carrera, Fuencarral, Gran Vía, Callao, Sol y Palacio Real, y justo en ese punto es donde recibo la primera bofetada del viento.

Los 2 km que separa el Palacio Real del parque del Oeste los hago con viento en contra y noto como el ritmo se ralentiza. Para que os hagáis una idea, el 20 lo hago a 4'06 y el 21 a 4'27'', 21'' de diferencia de un kilómetro a otro.

Aún así el paso por la Media de 1:28:32 era el planificado según la estrategia de carrera, lo que mentalmente me reconfortó, así que recupero el ritmo alegre una vez pasada la media y bajando hacia la Avenida de Valladolid, pero en ese punto es cuando todo empieza a ir mal.

Camino de Príncipe Pío el viento sigue soplando con fuerza, el sudor se enfría y comienzo a tener molestias en la tripa, intento juntarme y resguardarme de viento con alguno de los grupos de corredores que me pasan pero no puedo y veo como voy bajando el ritmo y como me van pasando.

Antes de entrar en la Casa de Campo me pasa el grupo del globo de las 3 horas y me resigno a sufrir.




Mirando el split de tiempos, podréis apreciar que la Casa de Campo fue mi tumba y donde me hundí en los más profundo del infierno, cada vez más lento, cada vez más jodido y cada vez con más dolores y pinchazos en el estomago.




Da igual la dirección en que corriese, tenía la sensación de que el viento soplaba siempre en contra y por mucho que me forzase a no pensar en nada y en dejar pasar los kilómetros cada vez me sentía más como un naufrago en mitad del mar.

A pesar de estar sufriendo muchísimo y de saber que estaba muriendo poco a poco, sonrió al pasar por el km 28 por debajo de las 2 horas (1:58:46), sigo con unos márgenes de tiempo que suponen el mejor de los escenarios, aunque en el fondo de mi mente se que se trata de un espejismo.

El km 32 marca la salida de la Casa de Campo y ya estaba con unos márgenes de tiempo de 5 min el kilometro. Estaba totalmente hundido, y aun me faltaban 2 kilómetros hasta encontrarme con mi suegro y con su colega Samuel que me iban a arropar en los últimos 8 km.

El viento seguía soplando y con la sensación de que siempre soplaba en contra me enfrente a los últimos 7 kilómetros. Este tramo es todo cuesta arriba, con pocas zonas de descanso, y por unas calleas largas, rectas y con edificios altos que favorecen que el viento siga soplando con fuerza.


Se que gracias a Pedro y a Samuel no termine de hundirme definitivamente, me puse a un ritmo de 5'20'' - 5'30'' y poco a poco fueron pasando los kilómetros. El orgullo propio y la vergüenza evitaron que me parase y me pusiese a andar y me plante en el km 40 en 3 horas.

El pecho me arde tras la subida de Alfonso XII, pero el ver a mis padres animándome y pensar que en meta estaba el resto de la familia esperando me dieron las fuerzas suficientes para seguir adelante.

Me sigue pasando gente, pero yo ya solo deseo ver la Puerta de Alcalá y saber que queda un último kilometro.

Es curioso ver cuando llega un momento en el que el cuerpo dejar de sufrir y la mente termina por olvidarse del dolor, vas viendo cómo va pasando a la gente a tu lado a medida que avanzas y antes de darme cuenta había subido la cuesta de Alcalá y estaba entrando en El Retiro.



Los últimos metros de la carrera son una agradable cuesta abajo por la que te deslizas hacia meta. La cara cambia ante estos últimos 500 metros y a 200 de la meta veo a Patri con los niños en la valla gritando como locos.

Visto que no iba a tener marca y que estaba todo el pescao vendido me acerque a la valla, saque a los dos niños y recorrí los últimos metros con ellos. Este momento borro de mi boca todo el posible sabor a derrota por la marca un poco corta que había sacado.

Paso por el arco de meta de la mano de Daniel con el crono dando 3:13:37. Por fin se había terminado el infierno y podía decir que ya tenía un maratón más en la bolsa y ya van 7.



Puede que en este sufriese tanto por ser un poco ambicioso con los objetivos. Puede que me pensase que iba mejor que año pasado, y simplemente puede ser que se trate de una mala pasada del tiempo. No obstante me siento bastante satisfecho con la carrera y veo que de cara a próximos maratones tengo que entrenar bien y mejorar mi estrategia de cara al último tercio de carrera.


Aquí os dejo los tiempo de paso oficiales y el análisis completo de la carrera.



http://www.maratonmadrid.org/resultados/detalle.asp?carrera=10&pid=1240

Ire actualizando la entrada a medida que vaya pillando fotos por ahí.