martes, 2 de junio de 2015

Operación de hernia inguinal en corredores. En primera persona. Capítulo 3

Días transcurridos desde la operación: 14

Hoy según lo previsto en visitas anteriores me han retirado el resto de grapas de la herida. El corte estaba en muy buenas condiciones, seco, con poco costra y con sin inflamación, por lo que la cura se ha realizado en poco menos de 5 minutos.

Las recomendaciones, y después de ver el buen aspecto de la herida, han sido de esperar otra semana más antes de volver a tener una actividad "normal". La recomendación cuando vuelva a correr es que lo haga muy poco a poco, por sensaciones y con mucha calma.

Que todo esté bien me ha subido un poco la moral, ya que llevaba unos cuantos días un poco flojo por la falta, cada vez más patente en mi ánimo, de ejercicio físico.

Sigo despertándome a las 6:20 todos los días automáticamente como si sonase el despertador y todos los días recuerdo que en vez de correr me tengo que quedar en la cama, lo cual es lo que está siendo más duro de todo este tema, así que con las noticias de hoy, se que cada que pasa me queda un día menos para volver a salir a correr.

Eso sí, creo que lo más importante, a pesar del ansia y las ganas de correr, es mantener la mente fría e ir con mucho cuidado. La malla debe asentarse y hacer tonterías pueden suponer un peaje excesivamente alto. Así que nada, a recordar que todo el trabajo esta finiquitado y que no hay prisa. :)

miércoles, 27 de mayo de 2015

Operación de hernia inguinal en corredores. En primera persona. Capítulo 2

Punto actual de la recuperación tras la primera visita al médico y retirada de las mitad de las grapas de la herida.

La semana se ha desarrollado de forma tranquila. Los 5 primeros de recuperación han sido en casa sin moverme demasiado. Durante estos días las molestias eran más o menos constantes cuando me movía, pero si permanecía quieto no tenia dolor y estaba "cómodo".



Nota: Durante los 3 o 4 primeros dias la zona se inflama y amorata bastante por lo que no hay que entrar en estado de pánico si se mira hacia abajo y da la sensación de estar mirando un huerto de berenjenas.


Ya el lunes me he venido al trabajo y he visitado a algunos clientes. La herida molesta y tira, me muevo despacio y no puedo hacer movimientos bruscos, pero me desenvuelvo bien e intento ir sin prisas. Lo que más me está afectando a la herida no es el movimiento, sino el calor. En cuanto sudo un poco parece como que inflama un poco y escuece, pero vamos, nada serio.

Hoy en la cura me han retirado la mitad de las grapas, me han informado de que la herida está cerrando muy bien y que en una semana que me vuelva a pasar para retirar el resto de grapas.

El doctor ya no necesita verme hasta dentro de 3 meses (después de verano). Me ha informado que la zona quedará un poco abultada por culpa de la malla, pero que no debería de molestarme ni suponer ningún impedimento en mi vida deportiva.

Me han recomendado calma mientras tenga aun grapas puestas, pero me han dicho que si quiero podría salir a pasear despacio. Creo que no lo haré. Por lo que me han transmitido el éxito de la recuperación es el no precipitarme en exceso, si la hernia cura bien no tendré problemas a largo plazo, pero si la cago podría arrastrar el problema de más.

Se supone que lo correcto es esperar 4 semanas sin actividad física intensa... Veremos cómo lo llevo. De momento llevo una semana parado y estoy un poco desquiciado.

lunes, 25 de mayo de 2015

Operación de hernia inguinal en corredores. En primera persona. Capítulo 1

El pasado 19 de mayo me sometí a una operación de hernia inguinal y muchos me habeis pedido que os vaya contando un poco el desarrollo de la recuperación y todas las circunstancias relacionadas con la misma.

Así que datos de la operación:

La operación duro 1 hora y media aproximadamente y se realizo bajo anestesia epidural sin sedación. Por lo que pude hasta pedir que subiesen un poco la música del quirofano para amenizarla.

Al realizarse por la tare tuvde que pasar noche en el hospital bastante bien gracias a las generosas drogas que me fueron suministradas y al día siguiente me dieron el alta, pudiendo salir a paso de tortuga del hospital por mi propio pie, eso si, bajo el efecto de las drogas.

El resultado de la operación es un bonito tajo en vertical de unos 10 cm cerrado con 12 grapas.

CONSEJO: Solo comentar que os van a realizar un rasurado integral del toda la zona, por lo que, sino quereis que una enfermera rumana os pase el cortacespes en el hospital y quereis llegar desde casa con los deberes hechos, ya sabeis. Aparte, en caso de que no os depileis la zona de forma habitual, os servirá poder despediros de la parienta y de la actividad sexual en condiciones (porque de momento y por prescripción medica, no tengo fecha para poder volver a los ruedos)

Ya en casa y dispuesto a ser un enfermo ejemplar para agilizar la recuperación al máximo pase los dos primeros días sin salir de la cama y solo levantandome para ir al baño y para ir a comer.

Sin el efecto de las drogas de calidad, las molestias y los dolores se hicieron más presentes y aunque soportables me do un poco de bajón puesto que fui consciente de que lo que creia que iba a ser cosa de un par de semanas iba a dilatarse bastante más.

El tajo es grande y viendo todo aquello hinchado y amoratado me di cuenta que cuanto le dije al medico que yo era corredor, no devio de pensar en que era corredor de verdad sino que era un tio que salia a hacer footing 2 días a la semana. Lo de las 45 pulsaciones por minuto en reposo le dieron ninguna pista.

Así que nada, toca entrenar la mente para no pensar mucho en el tema e intentar ir poco a poco para que la recuperación sea correcta y no la cague por ir con prisa y precipitarme.

Ya llevo 6 días y he vuelto al trabajo, ya que, aunque la baja es de 2 semanas, trabajo para mi y ya se sabe que eso hace que recuperes mucho más rapido.

El miercoles voy a la primera revisión de la herida y a quitar (supongo) alguna grapa. Ya cuando tenga el primer reporte medico os informaré.

miércoles, 13 de mayo de 2015

lunes, 11 de mayo de 2015

Crónica de la XXXVI Carrera del Agua

Parece mentira, pero a pesar de tratarse de una de las carreras clásicas del calendario madrileño con una solera de nada más y nada menos 36 ediciones, nunca había corrido esta carrera. Puede que la cercanía al Maratón de Madrid siempre hubiese sido razón suficiente para descartarla, pero dado que este año me tengo que operar dentro de unos días y que voy a estar en el dique seco durante un par de semanas, quería darme un homenaje y aprovechar la súper compensación del maratón para intentar acreditar el sub 38' para la San Silvestre Vallecana Internacional.

Parecerá un poco locura, pero dado que en el maratón había pasado el 10k en 40' me veía con margen y fuerzas suficientes para darlo todo y por lo menos intentarlo.

La verdad es que, para ser sincero, no tenía demasiada fe. Los entrenamientos de la semana habían sido bastante mediocres y aunque había intentado mantener las revoluciones altas para llegar rápido a la carrera, las piernas estaban en un quiero y no puedo.

Pero bueno, saliendo valiente y manteniendo la tensión durante toda la carrera tal vez pudiese estar cerca de conseguirlo.

El día salió muy bueno, el cielo despejado y la previsión de tiempo era de calor, unos 18º a las 9 de la mañana. A las 7 cuando salí de casa ya estaba con la camiseta de tirantes puesta y ni llegue a sentir un poco de fresco. Llegue con calma a la zona de salida y aparque bastante cerquita de meta, por lo que con calma me pase por la zona de meta, vi los últimos metros del recorrido y me encamine con calma hacia el metro.

La calle está llena de corredores, tanto los de mi carrera, como chicas con las camisetas rosas de la Carrera de la Mujer, y sinceramente daba gusto ir en el metro con tanta gente vestida de corto con sus dorsales puestos y sus caras de día de carrera.

Al llegar a Plaza de Castilla fui encontrándome con la gente en varios puntos de encuentro, pero entre una cosa y otra el tiempo se me pasó muy rápido y antes de darme cuenta ya estaba en mi cajón de salida a la espera de que empezase la carrera.

Muy puntuales a las 9 en punto salieron los corredores de la carrera de 5 km, y para nosotros a las 9:15 después del paripé habitual de salida de Chema Martínez grabando con la GoPro, dieron el pistoletazo de salida, que sonó como un puto cañón.



Puestos a morir empecé fuerte aprovechando la cuesta abajo y sin darme cuenta estaba rodando a 3'20'' esquivando a los empleados enchufados del canal que tenían dorsales del cajón 1 por ser empleados y al siempre tradicional puñado de listillos que se cuelan en cajones que no les corresponden. pero vamos... Poca cosa.

En paseo de la Habana y justo pasando el km 1, me encuentro al bueno del Chema Martinez con su GoPro de charla mientras llevaba al superchef David Muñoz del restaurante Diverxo (dorsales 1 y 2 de la carrera). Por el ritmo al que iban me dio la sensación de que querían hacer sub 38 para la SSV Internacional, pero iba cómodo e intente pasarles para quitarme del barullo que estaban montando.

He de comentar ahora que no me lee nadie, que tengo un pequeño pique silencioso con David Muñoz, porque hemos coincidido en muchas carreras a lo largo de esta temporada y siempre andamos en la misma horquilla de puestos, y por puro pique personal y desde que me paso en los últimos metros de la Media de Getafe me motiva mucho quedar delante de él, así que siempre que le veo me preocupo lo bastante por pasarle y estar pendiente de que no me pase.



Pero bueno, volviendo a la carrera, hasta llegar al km 4 la cosa va como un puto tiro a un ritmo de 3'40'', justo para llegar. En el 4 llega lo jodido de esta carrera que son los dos kilómetros de subida de la Castellana. Complicados porque llegas desbocado y ajustar el ritmo en la subida es complicado.

Me incruste en un grupillo de 4 corredores y conseguí mantener el tipo con ritmos de 3'55'' durante los dos kilómetros de subida. No paraba de mirar el reloj y de hacer cálculos mentales de cómo iba y por mucho que calculaba y calculaba iba muy justo. Demasiado.

Ya bajando por Bravo Murillo y con 4 km cuesta abajo me jure que no iba a disparar otro tiro al paro y que me merecía el sub 38, así que cada poco tiempo me iba pidiendo un poco más, pero las fuerzas iban justas y el reloj muy pegado.

A pesar de la bajada estaba en ritmos más o menos de 3'45'' y eso significaba que estaba bailando en el filo de la navaja.

Pase el km en 30'01'', necesitaba un rimo de 4' para conseguirlo y ya iba jodido que te cagas, resoplando como un caballo y ya en ese momento de esfuerzo en el que la cabeza empieza a funcionar con desconexiones.

Agradecer la foto a @edutri3 de Fotos de Carreras. Aquí su blog: Historias de un triatleta aficionado.


Instintivamente apreté lo que pude y ya entrando en parque del canal y corriendo a todo lo que podía vi la señal de 9 km. Tiempo 33'47'' había ganado 14'' al crono. Tres rectas y meta. Esta vez si que no se me iba a escapar la marca, ya en la recta de meta, veo a lo lejos el reloj 37'20'' y tiempo de sobra para llegar. En ese momento llega la relajación mental, mantengo el ritmo, pero la tensión de la mente ha desaparecido y cuando cruzo meta señalo bien el reloj con los dedos para que quede constancia que he pasado con el crono oficial de la carrera sub 38' y tiro a por el avituallamiento de meta, necesito beber agua inmediatamente.

Qué bien sienta entrar en meta habiendo cumplido el objetivo, todo se ve con una gama de color diferente. Se recupera mucho más rápido, las piernas suaves y el corazón ligero. Una pasada.

Así que contento y feliz con mi marca en el bolsillo me fui para mi casa más contento que nada en este mundo. Un final de temporada estupendo .

martes, 28 de abril de 2015

Crónica del EDP Rock ‘n’ Roll Madrid Maratón 2015

Bueno... Un año más, y van 6 consecutivos, he corrido el Maratón Popular de Madrid y he de decir antes de empezar con un relato más profuso, que este ha sido el que más sensaciones enfrentadas me ha generado. No daré más datos antes de tiempo para mantener la tensión del relato y para quitarle la razón a mi mujer de que siempre destripo las historias contando el resultado antes de terminarlas.

Alguno hay por aquí, que me sigue de forma más o menos constante, sabe que aunque no estaba en mi mejor pico de forma, llegaba a este maratón con un momento físico bastante aceptable y con un haber de confianza positivo, puesto que había ido cumpliendo los objetivos de la temporada uno tras otro.

La idea inicial y objetiva era que podía completar la carrera con un crono que oscilase entre las 3:05 y los 3:10, aunque los que me conocen, saben que soy un poco conservador a la hora de dar pronósticos y que aunque con la boca pequeña miraba el sub 3:00 de reojo, sin forzarlo ni exigirlo, pero si con la esperanza de que si el día salía bueno podía intentar un nuevo asalto al Olimpo maratoniano.

Los días previos a la carrera mis esperanzas habían ido recibiendo mazazos en forma de partes meteorológicos ya que la probabilidad de lluvia el día de la carrera era del 90% y dicha previsión se extendía sin remisión a lo largo de toda la mañana, por lo que, cierto desanimo me había invadido ya siquiera antes de empezar la carrera.

Que importante es la mentalidad de cara al maratón y que importantes los planes, los objetivos y tener algo a lo que aferrarte en carrera para no dejar caer los brazos ni un momento.

Pero bueno, la lluvia es para todos y mientras desayunaba a eso de las 6 de la mañana del domingo y veía caer agua a cantaros, me puse la coraza mental del guerrero que se prepara antes de una batalla en la cual tiene la absoluta certeza de que va a morir y por tanto ha de hacerlo con honor, con sus mejores galas, impresionando a sus enemigos por su valor y coraje y honrando a sus ancestros para que, desde allá donde le observen, asientan orgullosos ante el épico acto heroísmo que iban a presenciar.

Vamos, que salí de casa como una moto con la moral alta y con la idea de que pasase lo que pasase y cállese lo que cállese del cielo, tenía que ser valiente en mi planteamiento.

Llegue a la zona del Retiro sobre las 7:30 de la mañana y aún se aparcaba bien, la lluvia había aflojado un poco y chispeaba finamente, el cielo estaba nublado pero las nubes eran altas y grises y daba la sensación de que hacían un esfuerzo por contenerse y dejar de descargar agua, por lo que el tradicional paseo por la zona de salida mientras esperaba a un par de amigos fue muy agradable, la temperatura a pesar de la lluvia fina que caía era muy suave y no hacia casi frio.

El ambiente en la zona del ropero era fantástico, a pesar de que no deje nada en el ropera vi que el ritmo de entrega de las bolsas era bueno y que no se producían aglomeraciones ni problemas de ningún tipo. Mucha gente de buen humor y ambiente de lujo en el que todos compartíamos excitación y adrenalina a partes iguales.

Me encontré con mi compadre Paquito en la Puerta del Niño Jesús y con calma nos fuimos paseando hacia la zona de salida. La charla para quitar los nervios la misma de todos los años, recordando los meses de entrenamiento, destacando los cambios que hemos realizado en las rutinas de este año con respecto a los anteriores y destacando que en esta ocasión llegábamos a la cita con los 42 km sin lesiones y bien físicamente.

Con buena charla el tiempo pasa volando y cuando llegamos a la zona de salida vemos que los corredores del 10k ya han salido y que el incesante desfilar de corredores está terminado. Miramos el reloj y vemos que son las 8:45. Momento de darnos un abrazo, desearnos suerte e ir a los cajones asignados para salir.

La verdad es que todo está bastante tranquilo, el acceso al cajón es rápido y cómodo, no hay mucha gente y encuentro rápidamente un sitio en el que sentirme a gusto. Mirando alrededor veo caras tranquilas y sobretodo muchos rostros mirando al cielo. Ha parado de llover, la temperatura es excelente y estamos a escasos minutos de que den la salida.



Se producen los aplausos por la salida de los participantes de las Hand Bikes y ya me olvido un poco de todo. Realizo un último chequeo, el GPS está conectado, tengo a la liebre de sub 3 horas al lado y tengo línea directa de visión con el palco de autoridades y con el fulano (político por supuesto) que va a dar el pistoletazo de salida.

Se nota la tensión en el ambiente y en cuanto escuchamos el disparo nos ponemos a correr liberando toda la tensión acumulada durante meses. Solo he de destacar de este momento que quedo plenamente deslucido por la mierda de canción que seleccionaron para ambientar la salida. Tan mala era que ni siquiera la recuerdo, solo sé que me llamo la atención una elección tan mala.

La salida desde mi posición es ordenada y con ritmo, no tengo problemas para acoplarme al paquete de corredores que se organiza alrededor de los prácticos. En esta ocasión en vez de globos llevaban una especie de banderas como de 2,5 metros de altura con un bastidor en la espalda y un tubo de aluminio enorme. Alguien hizo el comentario al respecto de la poca practicidad del invento y se escucho a los pacers blasfemar por lo bajo dando la razón al avispado corredor.

Los primeros minutos de un maratón suelen producirme siempre cierto grado de desconcierto, pero en esta ocasión voy bastante cómodo, el ritmo es un poco elevado, pero las liebres aclaran que la idea es pasar la media en 1:28 para guardar un colchón para la segunda parte de la carrera.

Me pliego a mi idea original y me mantengo con las liebres hasta Plaza de Castilla (km 5) por donde pasamos con un tiempo de 21 minutos clavados. Bien. Me adelanto un poco para pillar agua y coger un poco de margen sobre el grupo y aprieto el ritmo. Sé que ahora vienen 12 km favorables y es el momento que tengo para pillar el margen suficiente para poder conseguir el colchón suficiente para lograr el objetivo de las 3 horas.

La bajada por Bravo Murillo es rápida y cómoda aunque vuelve a empezar a chispear, no es mucho pero el agua comienza a caer suavemente y de forma constante. A pesar de ello vuelo a ritmos de 4'00'' por la cuesta abajo y llego a la Glorieta de Cuatro Caminos (km 10) en un tiempo de 40'13''... Demasiado rápido, me estoy emocionando y voy 2 minutos por encima del tiempo objetivo.

Y aun queda cuesta abajo por delante. Voy en un grupo bastante protegido así que no aflojo, no quiero quedarme descolgado, por lo que a pesar de los nervios por ir un poco pasado me quedo donde estoy, a fin de cuentas, tampoco estoy forzando demasiado.

La lluvia cada vez es más gruesa y ya sí que no parece que vayamos a tener mucha clemencia y al paso por el km 15, en la subida de la calle Santa Engracia, me encuentro sin grupo y pasando el avituallamiento en un tiempo de 1 hora escasa. 4 minutos por encima del tiempo límite.



Me tomo el primer gel con agua y vuelvo a pillar el ritmo en la bajada de San Bernardo y llego la zona que más me gusta del recorrido por las calles Gran Vía, Preciados, Sol, Palacio Real y sin darme casi cuenta estoy en la calle Ferraz pasando la media en un muy buen tiempo de 1:25:00.
Mi cuerpo me dice que voy un poco al límite, lleva lloviendo con ganas casi media hora y voy totalmente empapado, tengo algo de frio en la tripa y aunque de piernas y de pulmones voy bien algo me dice que no todo está bien.

Aparte sigo sin acoplarme a ningún grupo en condiciones y aunque mantengo el ritmo más o menos de forma constante, esta soledad en carrera puede que me este haciendo ir demasiado rápido.

En ese momento las cosas empiezan a cambiar. El primer acceso de flato lo tengo en la bajada del Parque del Oeste hacia la Avenida de Valladolid, no es un dolor intenso pero si es una molestia pesada de esas que no puedes dejar pasar, es una bajada larga y a pesar de eso tengo modular el ritmo y aflojar un poco para que las molestias no vayan a más.

Veo a los primeros corredores empiezan a pasarme discretamente. Pero de camino a Príncipe Pio y ya en llano, la cosa se estabiliza un poco y la molestia, aunque no desaparece, se mitiga. En la entrada a la Casa de Campo me encuentro con mis padres que me preguntan qué tal voy y yo sincero pongo la cara y el gesto de que voy regular.

El tiempo es cojonudo, he pasado el km 25 en 1:40 y sigo manteniendo un ritmo alto cercano a 4'05'', las piernas están fuertes y el pecho también, solo me castigan las tripas, pero de momento parece que todo va bien. Estoy en lo más duro de la travesía del desierto acercándome al muro y empiezo a pensar que voy con margen, que voy bien de tiempo y que tengo, de momento, la carrera donde quería, en el mejor de los escenarios.



Salgo de la Casa de Campo (km 30) en 2:02, recibo un chute de ánimo de mi amiga Lisbeth y me tomo el segundo gel. Me quedan 12 km y tengo casi una hora por delante, eso mentalmente me da la posibilidad de un ritmo de 5' el km y ahora mismo estoy rodando a 4'05'' de media. Voy jodido, sé que me toca lo más duro, me duele la tripa y lo que antes eran amagos de dolor esporádicos ahora es una molestia constante.

Me masajeo el estomago siempre que puedo para mitigar la molestia y voy viendo caer los kms. Estadio Vicente Calderón (km 32), La Riviera (km 34) el repecho del Puente de Segovia. Joder... km 35 y llevo 2:25 minutos. Me quedan 7 km, tengo 35 minutos por delante y posibilidad de correrlos a 5' el km. Sigo teniéndolo en la mano.

Pero la mente ya no me funciona bien. Llevo casi una hora corriendo con molestias intensas en la tripa y ya tengo que doblarme para poder mitigar el dolor del estomago, aunque me repito constantemente que estoy en tiempo y que puedo hacerlo para infundirme fuerzas no hay manera. La lluvia cae a saco, el goteo de corredores que me van pasando es incesante y cada zancada que voy dando empieza a costar demasiado.

Subiendo por la Ronda de Atocha tengo momentos de pánico y me ordeno no pararme bajo ningún concepto. Me duele la tripa, el flato me traspasa de lado a lado y soy plenamente consciente de que no puedo hacer nada para solucionarlo hasta llegar a meta.

Al llegar a la estación de Atocha creo ver un poco de luz al final de un oscuro túnel, pero no es luz lo que veo, estoy alucinando. Escucho y agradezco con sonrisas los ánimos que me dan. Debo ir tan lento y tan jodido que a la gente le da tiempo hasta leer el nombre de mi dorsal.

A pesar de eso, mi cabeza se refugia en el cálculo mental del ritmo que llevo, los kilómetros que quedan y si aun estoy en tiempo. Y si, sigo en tiempo. Puedo hacerlo. Y cada vez que repito eso intento estirarme y apretar un poco el paso, pero es intentar estirar la espalda y notar como atraviesa una espada invisible de lado a lado.

Llego a Colón (km  39), subo Goya, Velázquez y llegando a la Plaza del Marqués de Salamanca (km 40) veo que el reloj marca 2:50. 2.195 metros y 10 minutos por delante... Joder... Sobre el papel de los entrenamientos del día a día parece fácil, tengo que ir mas o menos a 4'30'' para conseguirlo.

Para las condiciones en las que estoy es un ritmo complicado, ya no puedo más, me duelen las piernas y el estomago, pero no me queda más remedio que morir estoy muy cerca para dejarlo escapar. 2 kilómetros, la mayor parte de ellos cuesta abajo. VAMOSSS!!!



Intento engancharme a los corredores que me van pasando, me convenzo de que los gritos de ánimos de que tenemos el sub 3 horas son para mí y de que puedo conseguirlo. Al fondo veo el Retiro y recuerdo el final del maratón del año pasado en el que en ese mismo punto iba feliz y contento, como una bala, disfrutando del momento sabedor de que mi marca sería muy por debajo de las 3 horas (fue 2:55), y me veo ahora encorvado y sufriendo como un perro, como ha cambiado la película.



Pero lo tengo en la mano... Entro en el Retiro y todo son gritos y megafonía. Soy consciente de que los prácticos de las 3 horas no me han pasado, debo de estar en tiempo. Ya ni miro el reloj, doy todo lo que puedo, pero me siguen pasando corredores. Paso al lado de la familia y les veo empapados animándome a saco y aprieto un poco más. Veo el arco de meta al fondo, pero sin gafas no veo una mierda, así que no distingo los números del cronómetro. Sprinto o hago un amago de ello. Estoy vacio totalmente.

A medida que me acerco a la meta los números del crono se van clarificando y ya a escasos 15 metros veo que marca 3:00:05. Paso por la alfombrilla de meta y paró el reloj. No quiero ni mirarlo. Mi reloj marca 3:00:02.

Alrededor mío veo a algunos corredores gritando y abrazándose. Lo han conseguido, tienen el sub 3, han entrado en el Olimpo del maratón popular. Estoy tan jodido que no puedo ni reaccionar, voy andando despacio hacia los voluntarios que entregan las medallas.

Las piernas me tiemblan, noto como los gemelos y los cuádriceps tienen vida propia, palpitan sin control y a duras penas soy capaz de mantenerme en pie. Una mueca que intenta ser un sonrisa salta a mi boca cuando me doy cuenta que ya la tripa ha dejado de dolerme y que lo único que tengo fundido en este momento son las piernas y la cabeza.

3:00:02. Cuando pienso en ello no me lo puedo creer. Paso por delante de un tenderete en donde graban las medallas y pregunto a las chicas que están allí si ellas ya tienen acceso a los puestos oficiales y me dicen que sí, pero que no pueden decírmelo si no pago para grabar la medalla.

Estoy tan cansado que no pierdo un segundo en intentar convencerlas. Mi mente intenta mitigar el dolor de la decepción de haberme quedado tan cerca del sub 3 haciéndome creer que aun existe la posibilidad de que los ajustes del crono me den un par de segundo a mi favor. Pero el corazón me dice que no, que no lo espere. Mejor no hacerse ilusiones porque saborear dos veces la misma decepción de forma gratuita es innecesario.

La bruma de la carrera, el dolor y las molestias empieza a disiparse con cariño y los ánimos de la familia. A ellos les da igual el tiempo y la marca. Están contentos por mi y están orgullosos del esfuerzo sin más. Todos saben lo que esta pasando e intentan contener y mitigar el dolor del momento con sus ánimos y sus abrazos.

Ahora se supone que debería sacar una lección y una moraleja de todo esto, pero sinceramente aun no he podido asimilarlo del todo. La familia, los amigos y los compañeros me han felicitado en bloque y sin fisuras y le han quitado importancia al tema y a esos 2 segundos.

Pero todos los maratonianos saben que esos dos segundos suponen quedarse a las puertas del cielo, además son una puta puerta de rejas que dejan ver el interior mientras tú te quedas fuera apoyando la frente en el duro metal de los barrotes.

Afortunadamente, ya conseguí el año pasado bajar de 3 horas, sino no hubiese sido así esta marca habría sido un jodido drama de dimensiones planetarias. Ya hoy con varios días de perspectiva, el escozor ha remitido, aunque escribir esta crónica has reabierto momentáneamente la herida.

Solo queda reponerse y aprender la lección, recordar que cada segundo cuenta, que nunca hay que dejar caer los brazos y que en esta vida, hay que lucharlo todo hasta el último metro, porque cualquier despiste propicia que se te escurra el triunfo de entre los dedos.

Así que fuerza, salud y suerte para la próxima. (Posiblemente Valencia a jugármela con mis hermanos Antonio y Juan).