lunes, 16 de diciembre de 2013

En que pienso cuando corro...


Cuando me preguntan en que pienso cuando corro les digo que mis pensamientos son como un rio por el que fluye el agua y por donde van pasando las ideas de forma clara y cristalina.

A veces pasan de manera apresurada, saltarinas y frescas, en donde las ideas como si de pequeñas gotas de agua se tratase que van golpeando la cara y que me hacen ir brincado de otra, fijándome en todas pero sin prestarle atención a ninguna.

Otras veces se forman remolinos en mi mente, enormes masas de ideas o ideas enormes en sí mismas, difíciles de abarcar y que observo como da vueltas atacándolas una y otra vez pero volviendo siempre al mismo sitio, es como estar perdido en la selva y andar en círculos. 

Y otras veces esas mismas ideas pasan lentas y pesadas delante de mí, bloquean mi mente y la dejan casi petrificada pudiendo estar horas mirando una misma imagen sin ni siquiera darme cuenta de que apenas ha cambiado.

Lo más extraño de todo es que esas ideas, tan claras y tan limpias a veces y tan pesadas y densas otras, al igual que agua, se me escapan de entre los dedos cuando intento retenerlas. Cuando las toco se desmenuzan y se me deshacen entre los dedos quedándome solo con pequeños fragmentos inconexos entre sí. En ese momento no me queda más que correr tras ellas apresuradamente intentado atrapar esos fragmento que se escapan, pero sin darme cuenta que no olvido de los que tenia apretado entre mis dedos.

Y así pasa el tiempo mientras corro. A medida que pasan los kilómetros voy viendo pasar ideas, a veces geniales y a veces absurdas, a veces complicadas como un intrincado mecanismo y otras veces sencillas como una sonrisa.

Hace tiempo que no intento agarrarlas, simplemente las observo como si de un rio se tratase, disfruto de ellas y simplemente las dejo pasar.
 

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